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miércoles, 11 de noviembre de 2009

ECOLOGISTAS EN ACCION con ADISCIV.



“El nivel de cultura ecológica es muy bajo”

Lleva cerca de 20 años dedicada a luchar por el cuidado del medioambiente dentro de Ecologistas en Acción, una ONG con más de … de experiencia en Aragón y que practica el ecologismo social (el bienestar humano está íntimamente ligado al buen estado del medio ambiente). Aunque Anabel Sánchez participa activamente en todas las campañas que la ONG promueve, actualmente realiza su colaboración en el área de Agroecología, por eso tenía el perfil para dar una charla durante la Semana Medioambiental que la asociación ejeana Adisciv -que trabaja con personas con discapacidad intelectual- organiza cada año. Fue su primera vez con el colectivo y así nos cuenta su experiencia.
¿De qué hablasteis?
Hablamos sobre Biodiversidad, de lo importante que es para los humanos, y de las graves consecuencias de la desaparición de especies, variedades y razas. El 2010 ha sido fijado por organismos internacionales como meta de la campaña Cuenta Atrás, cuyo objeto es reducir la tasa de extinciones. Es muy posible que en los próximos meses oigamos hablar bastante de ello en los medios de comunicación. La verdad es que el tema favorecía la comunicación: la naturaleza es capaz de conmover, de hacer sentir emociones semejantes a personas muy diferentes.
Con este tipo de acciones, Ecologistas en Acción demuestra que trata de llegar a la mayoría de colectivos…
Uno de los pilares de la labor de Ecologistas en Acción, es la sensibilización social. Y para una organización como la nuestra, comunicarnos con colectivos diversos es algo muy enriquecedor, para mirar la realidad a través de otros ojos y recoger aportaciones de la biodiversidad humana.
¿Está de moda el ecologismo, o existe una concienciación y un compromiso reales?
Las dos cosas, a mi modo de ver. A medida que las consecuencias del deterioro medioambiental sobre nuestra vida cotidiana se dejan sentir más, la sensibilización social es mayor. Al mismo tiempo, este fenómeno es aprovechado por oportunistas, que convierten esa sensibilidad social en un reclamo publicitario.
¿Se puede educar realmente a la sociedad para que cuide el entorno natural?
La cuestión es cómo educar a los educadores. En general, el nivel de cultura ecológica es muy bajo, tanto entre la población como entre nuestros gobernantes. Los niños en los colegios reciben una formación insuficiente sobre Ecología como ciencia. Debería de ser considerada tan importante como Lengua o Matemáticas. Con respecto a los adultos, los medios de comunicación podrían implicarse más.
¿Qué acciones básicas y fáciles podemos realizar para cuidar el medioambiente?
Podemos contribuir cambiando nuestros hábitos de vida, de consumo y de ocio. A veces basta con aplicar el sentido común en nuestra vida diaria: evitar comprar lo que no necesitemos realmente; no derrochar; producir menos residuos; elegir alimentos locales, de temporada o de agricultura ecológica y de comercio justo. Desarrollar un ocio más basado en las relaciones humanas y menos en el consumo de energía y de recursos. Utilizar transportes colectivos, evitar viajar en avión…
¿Y a nivel de asociaciones?
Las asociaciones pueden colaborar integrando el respeto al medioambiente en su dinámica. Podrían utilizar su influencia social para ejercer una labor educadora y para presionar a los gobernantes y a la Administración a mejorar su compromiso con el medioambiente.
¿Qué opinas de iniciativas como la de Adisciv?
Son muy positivas. Las actividades de su finca de Escorón acercan a la gente a su medio natural y a las actividades humanas tradicionales. Durante la charla, por sus intervenciones, percibí el elevado valor que tiene para las personas asistentes –con discapacidad intelectual- su trabajo en ese huerto. El conocimiento cotidiano de algunas plagas, de insectos o de plantas, les hacía manifestar un especial interés por algunos aspectos de la exposición.
¿Cómo llevamos lo del respeto al medioambiente en Aragón?
En Aragón somos muy ricos en espacios naturales y biodiversidad. Nuestros montes y ríos son muy queridos por los aragoneses. Paradójicamente, ese afecto mal entendido es causa de su deterioro. Asimismo es aprovechado por listos para hacer de ello su negocio. A base de urbanizaciones y telesillas, por ejemplo.
Otras zonas de nuestra geografía no son tan valoradas: se las condena a ser territorios–vertedero. En ellas se instalan las industrias y se depositan los residuos que nadie quiere cerca, por molestos o insanos. A veces, la desidia y la primacía de intereses particulares permiten la desaparición de especies y lugares emblemáticos como los yacimientos de la Cueva de Chaves o el bucardo de Ordesa. Cuando se tomaron medidas serias, la situación era ya irreversible.
Sin embargo, en otras ocasiones, los planes de recuperación de especies y de protección de espacios naturales han demostrado dar buenos resultados. Pienso que, en general, los aragoneses respondemos bien ante propuestas institucionales, cuando son reales. Por ejemplo, la iniciativa de alquiler de bicis con tarjeta, en la ciudad de Zaragoza.

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